Las principales organizaciones internacionales han emitido ya sus informes con el balance provisional del año 2023 y sus previsiones para los años venideros. Incluyen, según los casos, los sucesos conocidos, recogen previsiones para el año en curso, e incluso se aventuran a predecir el futuro.

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La conjunción de factores identificados en los informes parece indicar un año 2024 en el que los servicios de emergencia tendrán que adaptarse aún más a la agresividad de las reacciones meteorológicas, la simultaneidad de fenómenos adversos, y la exigencia cada vez mayor de la población para que sus autoridades responsables respondan de forma rápida, precisa y permanente. 

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En esa circunstancia, se pone de manifiesto la necesidad de sacar el máximo partido a los recursos disponibles, aumentar la coordinación intra y extraterritorial, actualizar la instrucción focalizada de los equipos de respuesta, y optimizar las organizaciones de respuesta. 

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